jueves, 9 de septiembre de 2010

Ingrid te amo con el alma. Tato, te adoro infinito



http://www.youtube.com/watch?v=lltqEv-kvCA

miércoles, 18 de agosto de 2010

lunes, 16 de agosto de 2010

LIBERTAD CONCHATUMARE!!!

sábado, 3 de abril de 2010

Un poco de Piromania

Arde pako!

qumen todo quemen todo quemen todo, que todxs ardan !! ujuu

martes, 13 de octubre de 2009

El sonido del sexo ( De "La carne")

El sonido del sexo tiene versiones clichés como los jadeos: “Ah…ah… ah…ah…aaaaahhhh” o “Ai…ai…ai” o los ya clásicos “Yes…yes….yes…”o “I´m coming baby” de película porno gringa. Clichés ridículos que sirven para reírse, pero como el sexo es una larga lista de clichés, en circunstancias de embotamiento sexual, pues estos siguen siendo efectivos. No puedo negar que un buen jadeo en un momento adecuado es un aliciente para endurecer la verga o que una buena escena porno con el horrible y vapuleado texto “I´m coming baby” sigue siendo calentón. Y es en estos detalles que me doy cuenta que el maldito poder del sexo, en que uno puede seguir por manual los rituales más desgastados, funciona… Pero los sonidos, volvamos a los sonidos… eso me obsesiona ahora.
Siempre he sido una entusiasta del sexo con texto, de la cochiná dicha al oído, de la guarrada bien puesta, de la chulería, de la ordinariez, del texto chocante asqueroso y lo que es aún peor, de las historias, eso de estar revolcándose y hablando a la vez, describiendo una situación… te agarran perra y te dan entre cinco… ¿está caliente la guarra?…toda mojada la verga enorme, dura…dile que me la meta hasta el fondo… cómemela…cógeme… Parece que me da pudor hasta escribirlo, porque el asunto es que desde hace un tiempo el texto se me ha vuelto algo molesto e incómodo. Al principio pensé que era porque había cambiado de hombres, pero eso no es sostenible porque yo con mayor o menor dificultad les he enseñado a todos a hablar –bueno, los que valen la pena- así es que no es la razón. Estoy pasando por un momento de menos agresividad y más suavidad, de más sutileza, algo que es raro en mí. Se me fue a dormir la perra desenfrenada y apareció la que llamaría la gata de chalet. Una tipa más floja, más pilla, que le cuesta más derretirse, menos extrovertida, menos servicial y silenciosamente prepotente. Si las comparo a ambas y fueran droga, diría que la perra consume cocaína y la gata, opio. A la gata no le gustan las palabras, ni la música, no le gusta mucho hablar ni las historias guarras, más bien le gustan al oído las palabras que la adulan, que la hacen sentir la mina más hermosa y deseable del condado, está por sobre las otras en todo, en belleza, en estilo, en suavidad, en clase… de hecho es incomparable. A esa gata le gusta el sonido de la verga cuando se golpea contra la carne de la entrepierna del hombre: ese sutil sonido de pequeño látigo de carne la enloquece. A la gata le gusta el sonido de los labios de su entrepierna cuando ella se los toca y se los moja con saliva y de a poco todo se va humedeciendo, ese sonido de los labios que se baten. A la gata le gusta el sonido de la lengua cerca del oído, pero hay dos lenguas distintas, la que raspa y va lenta y arenosa… y la húmeda, que avanza rápido como una ola y resbala. A la gata le gusta el quejido suave y contenido de un hombre, no su grito ni su euforia. A la gata le gusta el sonido de la lengua del hombre cuando le come la entrepierna, cuando la lame, cuando la lengua escarba entre las piernas y sus labios succionan su jugo. A la gata le gusta el sonido de la lengua que va de arriba abajo entre sus piernas desde el clítoris al culo en una sola lamida larga y húmeda. A la gata le gusta su propio sonido al comer la verga y sobre todo el que provoca cuando se la come abriendo y cerrando los labios y haciéndola entrar un poco más cada vez o cuando se la traga entera, la succiona y apretando los labios la saca de la boca rápido como si destapara una botella. Le gusta la respiración suave, los jadeos suaves, la ausencia de palabras y de música, le gusta el sonido de los perros del barrio cuando se revuelca con la ventana abierta, el viento que mueve un poco los árboles, adora el calor que ahoga y que no exista más explicación que los sonidos calientes y silenciosos de ese sexo que no grita ni chilla pero que estremece y clava.

viernes, 18 de septiembre de 2009

sábado, 12 de septiembre de 2009

"Tripas" relato de Chuck Palahniuk

Inhala.

Toma tanto aire como puedas.
Esta historia debería durar lo que puedas aguantar la respiración, y después un poquito más. Así que escucha tan rápido como puedas.

Un amigo mío, cuando tenía 13 años oyó hablar del "pegging". Esto es cuando un hombre es penetrado por el culo con un consolador. Se estimula la glándula prostática lo suficiente, y el rumor es que se pueden tener explosivos orgasmos manos-libres. A esa edad, este amigo es un maníaco del sexo. Siempre está necesitando una nueva forma de vaciar sus huevos. Sale a comprar una zanahoria y un poco de vaselina. Para llevar a cabo una pequeña investigación privada. Después se imagina como va a quedar en la caja del supermercado, la zanahoria solitaria y la vaselina corriendo por la cinta transportadora hacia la caja. Todos los compradores esperando en línea, mirando. Todos viendo la gran noche que ha planeado.
Entonces mi amigo, compra leche, huevos, azúcar y una zanahoria, todos los ingredientes de una torta de zanahoria. Y vaselina.
Como si fuera a su casa a meterse una torta de zanahorias por el culo.
En su casa, corta la zanahoria y se convierte en una herramienta sin filo. La unta con grasa y acerca el culo profundamente a ella. Después, nada. Ningún orgasmo. No pasa nada excepto que duele.
Entonces, su mamá le grita que vaya a cenar. Que baje ahora mismo.
Trabaja la salida de la zanahoria y guarda la cosa resbaladiza y hedionda en las sábanas sucias abajo de su cama.
Después de comer, va a buscar la zanahoria, y ya no está. Toda su ropa sucia, mientras cenaba, su mamá la había llevado para lavar. No había forma de que no hubiera encontrado la zanahoria, prolijamente esculpida con un cuchillo de su cocina, todavía brillando con vaselina y oliendo.
Este amigo mío, espera meses debajo de una nube negra, esperando que sus viejos le digan algo. Y nunca lo hacen. Jamás. Inclusive ahora que es adulto, esa zanahoria invisible cuelga en cada Navidad, cada fiesta de cumpleaños. En cada Pascua con sus hijos, los nietos de sus viejos, esa zanahoria fantasma esta acechando sobre ellos. Eso demasiado feo para nombrar.
La gente en Francia tienen una frase: "espíritu de la escalera". En francés: espirit de l'escalier. Significa el momento en el que encuentras la respuesta, pero es demasiado tarde. Como cuando estás en una fiesta y alguien te insulta. Tienes que decir algo. Entonces bajo presión, con todos mirando, dices algo estúpido. Pero en el momento que te vas de la fiesta... mientras bajas las escaleras, magia. Se te ocurre la cosa perfecta que deberías haber dicho. La réplica perfecta desperdiciada.
Ese es el espíritu de la escalera.
El problema es que ni siquiera los franceses tienen una frase para las cosas estúpidas que realmente dices bajo presión. Esas cosas estúpidas, desesperadas que realmente piensas o haces.Algunos actos son demasiado bajos para tener un nombre. Demasiado bajos siquiera para hablar de ellos.
Mirando atrás, psicólogos infantiles, psicopedagogos, ahora dicen que la mayoría del último pico en suicidios adolescentes eran chicos tratando de estrangularse mientras se pajeaban. Sus padres los encontraban, una toalla alrededor del cuello del chico, la toalla atada al palo de su armario, el chico muerto. Esperma muerto por todos lados. Por supuesto los padres limpiaban todo. Le ponían unos pantalones al chico. Lo hacían parecer...mejor, intencional por lo menos. El triste y usual tipo de suicidio adolescente.
Otro amigo mío, un chico de la escuela, su hermano más grande de la Marina le dijo como los tipos del medio oriente se pajean diferente de como lo hacemos aquí. Este hermano más grande estaba destinado en un país de camellos donde venden abridores de cartas muy elegantes. Cada una de esas es un palo finito de plata o bronce pulido, quizás largo como tu mano, con una gran punta de un lado, una gran bola de metal o el tipo de empuñadura que verías en una espada. Este hermano de la Marina cuenta cómo los árabes ponen su polla dura y luego insertan esta vara de metal a lo largo de su miembro. Se hacen la paja con eso dentro, y hace que acabe mucho mejor. Más intenso.
Es este hermano mayor que viaja por el mundo, mandándonos frases francesas. Frases rusas. Consejos de masturbación útiles.
Después de esto, el hermano chico, un día no aparece por la escuela. Esa noche, me llama a ver si le puedo guardar los deberes por un par de semanas. Porque está en el hospital.
Tiene que compartir la habitación con viejos a los que les están trabajando las entrañas. Cuenta como tienen que compartir el mismo televisor. Todo lo que tiene para su privacidad es una cortina. Sus viejos no lo visitan. Por el teléfono, dice cómo sus viejos matarían ahora a su hermano mayor de la Marina.
Por el teléfono, el chico cuenta cómo el día anterior estaba un poco fumado. En su casa y en su habitación, se tiró en la cama. Estaba prendiendo una vela y mirando unas revistas porno viejas, preparándose para hacerse una paja. Todo esto después de haber escuchado lo de su hermano de la Marina. Ese consejo útil de cómo se pajean los árabes. Busca a su alrededor algo que pueda hacer el trabajo. Una birome es muy grande. Un lápiz es muy grande y áspero. Pero caída sobre un lado de la vela, hay una tirita suave de cera que podría funcionar. Con la punta de un dedo, el chico despega el palito de cera de la vela. Lo hace rodar por la palma de sus manos. Largo y suave, y fino.
Loco y caliente, lo mete dentro, profundo y más profundo en su miembro. Con una buena porción de cera todavía fuera de la punta, se pone a trabajar.
En este momento, dice que esos tipos árabes son bastante vivos. Reinventaron completamente la masturbación. Tumbado de espaldas en su cama, las cosas se están poniendo tan buenas, el chico no puede llevar rastro de la cera. Está a una buena apretada de saltar en leche cuando la cera ya no está asomando para afuera.
El palito fino de cera, está metido adentro. Completamente adentro. Tan adentro que no puede sentir la presencia en su miembro.
Desde abajo, su mamá le grita que vaya a comer. Dice que baje ahora mismo. Este chico de la cera y el chico de la zanahoria son personas diferentes, pero todos vivimos más o menos la misma vida.
Es después de comer cuando las entrañas del chico empiezan a doler. Es cera, entonces se imagina que se derretirá adentro y después la meará. Ahora la duele la espalda. Los riñones. No se puede poner derecho.
El chico hablando por teléfono desde la cama del hospital, de fondo puedes escuchar campanitas, gente gritando. Programas de televisión.
Los rayos X muestran la verdad, algo largo y delgado, doblado dentro de su vejiga. Esta larga y delgada V dentro de él, está recogiendo todos los minerales de su orina. Se está poniendo más grande y áspera, conteniendo cristales de calcio, está moviéndose lastimando la suave pared de su vejiga, bloqueando su orina para salir. Sus riñones están hinchados. Lo poco que gotea de su pito es rojo y con sangre.
Este chico y sus padres, su familia, mirando la radiografía con el doctor y las enfermeras paradas ahí, la gran V de cera brillando en blanco para que todos la vean, tiene que decir la verdad. La forma que se pajean los árabes. Lo que su hermano mayor le escribió desde la Marina.En el teléfono, ahora mismo, empieza a llorar.
Pagaron la operación de vejiga con sus fondos universitarios. Un error estúpido, y ahora nunca será un abogado.
Meterse cosas dentro de uno. Meterse uno dentro de cosas. Una vela en tu polla o tu cabeza en una horca, sabíamos que iba a ser un gran problema.
Lo que me metió a mi en problemas, lo llamé Buceo de Perlas. Esto significaba hacerse una paja bajo el agua, sentado en lo profundo de la piscina de mis viejos. Con una buena respiración honda, me iba al fondo y me sacaba mi traje de baño. Me sentaba ahí por dos, tres, cuatro minutos.
Solo por pajearme, tenía una gran capacidad pulmonar. Si tenía la casa para mi solo, lo hacía toda la tarde. Después de haber bombeado afuera mis cosas, mi esperma, quedaba por ahí como grandes, gordos, globos de leche.
Después de eso era más buceo, para agarrarlos todos. Para juntarlos y ponerlos en una toalla. Por eso es que se llamaba Buceo de Perlas. Hasta con cloro, me tenía que preocupar por mi hermana. O, santo Dios, mi mamá.
Ese solía ser mi peor temor del mundo: mi hermana virgen adolescente, pensando que sólo esta poniéndose gorda, y después dar a luz a un bebe retrasado de dos cabezas. Ambas cabezas iguales a mi. Yo, el padre Y el tío.
Al final, nunca es lo que te preocupa lo que te agarra.
La mejor parte del Buceo de Perlas era la rejilla interna para el filtro de agua y la bomba de circulación. La mejor parte era desnudarse y sentarse ahí.
Como dirían los franceses: ¿A quién no le gusta que le chupen el culo?
Igual, en un minuto sois sólo un chico haciéndose una paja, y al siguiente nunca vas a ser un abogado.
Un minuto, estoy sentado en el fondo de la piscina, y en el cielo hay olas, a través de celestes ocho pies de agua sobre mi cabeza. El mundo está en silencio excepto por el latir de mi corazón en mis oídos. Mi bañador a rayas amarillas está agarrado alrededor de mi cuello para tenerlo a salvo, por las dudas de que un amigo, un vecino, cualquiera aparezca a preguntar por qué no fui al entrenamiento de futbol. La succión constante del agujero interno de la piscina está lamiendo y yo estoy frunciendo mi flaco y blanco culo por esa sensación.
Un minuto, tengo suficiente aire, y la polla en mi mano. Mis viejos se fueron a trabajar y mi hermana está en ballet. Nadie debería pasar por casa en cuatro horas.
Mis manos me llevan a punto de acabar, y me detengo. Nado arriba para agarrar otra gran bocanada, respiro hondo. Me sumerjo y voy de nuevo al fondo.
Hago esto una y otra vez.
Por esto debe ser que las mujeres se quieren sentar en tu cara. La succión es como echarse un cagada que no termina nunca. Mi polla dura y haciéndome comer el orto, no necesito aire. Los latidos en mis oídos, me quedo debajo hasta que grandes estrellas de luz empiezan a colarse en mis ojos. Mis piernas estiradas, la parte de atrás de cada rodilla raspada contra el fondo de hormigón. Mis dedos se están poniendo azules, mis dedos de los pies y de las manos arrugados por estar tanto tiempo en el agua.
Y después lo dejo pasar. Los grandes blancos globos empiezan a brotar. Las perlas.
Es ahí que necesito algo de aire. Pero cuando voy a patear contra el fondo, no puedo. No puedo poner mis pies debajo de mí. Mi culo está trabado.
Paramédicos de emergencias te van a decir que cada año aproximadamente 150 personas se traban de esta manera, chupadas por una bomba de circulación. Que te agarre tu pelo largo, o tu culo, y te vas a ahogar. Todos los años, muchísimas personas lo hacen. Muchos de ellos en Florida.
Sólo que la gente no habla de eso. Ni siquiera los franceses hablan de TODO.
Poniendo una rodilla arriba, metiendo un pie abajo mío, llego a estar medio parado cuando siento el tirón contra el culo. Poniendo mi otro pie abajo, pateo contra el fondo, estoy pataleando libre, sin tocar el hormigón, pero sin conseguir aire tampoco.
Todavía pateando agua, remando con los dos brazos, estoy quizás a mitad de camino para la superficie pero no llego más arriba. Los latidos dentro de mi cabeza son más altos y rápidos.
Las brillantes chispas de luz cruzando mis ojos. Giro y miro atrás... pero no tiene sentido. Esta soga gruesa, algún tipo de serpiente, azul-blanca y trenzada con venas ha salido afuera del drenaje de la pileta y se está agarrando a mi culo. Algunas de sus venas están perdiendo sangre, sangre roja que parece negra debajo del agua y se escapa de pequeños rasgones en la pálida piel de la serpiente. La sangre se va, desapareciendo en el agua, y dentro de la delgada azul-blanca piel de la serpiente podés ver trozos de alguna comida a medio digerir.
Es la única forma de que esto tenga sentido. Un horrible monstruo de mar, una serpiente marina, algo que nunca vio la luz del dia, había estado escondiéndose en el oscuro fondo del drenaje de la piscina, esperando para comerme.
Entonces... la pateo, a la resbaladiza, elástica y anudada piel y sus venas, y más de ella parece salir del drenaje de la piscina. Es quizás tan larga como mi pierna ahora, pero todavía agarrándose firme al agujero de mi culo. Con otra patada, estoy a una pulgada más cerca de tener aire. Todavía sintiendo la serpiente tirando de mi culo, estoy a una pulgada más cerca de mi escape.
Anudado dentro de la serpiente, puedo ver maíz y porotos. Puedo ver una gran bola naranja. Es el tipo de píldora de vitaminas para caballos que mi viejo me hace tomar, para ayudarme a mantenerme en peso. Para tener una beca escolar de futbol. Con extra hierro y ácidos grasos omega-tres.
Es ver la píldora vitamínica que salva mi vida.
No es una serpiente. Es mi intestino grueso, mi colon sacado afuera. Lo que los médicos llaman, prolapsado. Son mis tripas chupadas en el drenaje.
Los paramédicos te van a decir que una bomba de una pileta tira 80 galones de agua por minuto. Eso es como 400 libras de presión. El gran problema es que estamos todos conectados adentro. Tu culo es sólo el lejano final de tu boca. Si lo dejo seguir, la bomba sigue trabajando -desdoblando mis entrañas- hasta que tenga mi lengua. Imagináte echarse un cagada de 400 libras, y vas a ver como esto te puede doblar para afuera.
Lo que te puedo decir es que tus tripas no sienten mucho dolor. No de la forma que tu piel siente dolor. Las cosas que estás digiriendo, los doctores lo llaman materia fecal. Más arriba hay bilis, un desastre con maíz y porotos y guisantes redondos y verdes.
Eso es toda esta sopa de sangre y maíz, mierda y esperma y porotos flotando alrededor mío. Incluso con mis tripas desenmarañando afuera de mi culo, yo agarrándome de lo que me queda, incluso en ese momento mi primer deseo es de alguna forma ponerme el traje de baño de nuevo.Dios no permita que mis viejos me vean el pito.
Una mano agarrando por el culo, mi otra mano engancha mi bañador de rayas amarillas y lo saca de mi cuello. Todavía, ponérselos es imposible.
Quieres sentir tus intestinos?, vete a comprar una caja de esos forros ultrafinos. Saca uno y desenrrollalo. Llénalo con mantequilla de maní. Untálo con vaselina y agarralo bajo el agua. Después, trata de romperlo. Trata de partirlo por la mitad. Es muy fuerte y elástico. Es tan delgado que no lo puedes agarrar bien.
Un forro ultrafino, es sólo el intestino.
Puedes ver contra que me enfrento.
Te dejas ir por un segundo, y estás destripado.
Nadas a la superficie a respirar, y estás destripado.
No nadas, y te ahogas.
Es una decisión entre estar muerto ahora o dentro de un minuto.
Lo que mis viejos van a encontrar después del trabajo es un gran feto desnudo, encorvado en sí mismo. Flotando en el agua de su piscina. Atado al fondo por una soga gruesa de venas y tripas retorcidas. Lo opuesto de un chico ahorcándose mientras se pajea. Este es el bebe que trajeron a casa del hospital hace trece años. Aquí está el chico que esperaban ganase una beca de fútbol escolar y que obtuviera un MBA. Quien cuidaría de ellos cuando sean viejos. Aquí están todas sus esperanzas y sueños. Flotando ahí, desnudo y muerto. Alrededor suyo, grandes perlas lechosas de esperma desperdiciada.
Es eso, o mis viejos me van a encontrar envuelto en una toalla sangrienta, colapsado a mitad de camino entre la piscina y el teléfono de la cocina, las andrajosas sobras de mis tripas todavía colgando de la pierna de mi bañador a rayas amarillas.
De lo que ni siquiera los franceses hablarían.
Ese hermano mayor de la Marina, nos enseñó otra buena frase. Una frase rusa. La forma que decimos: "necesito eso como un agujero en mi cabeza..." los rusos dicen: "necesito eso como dientes en el culo..."
Mne eto nado kak zuby v zadnitse
Esas historias sobre animales atrapados en esas trampas que se mastican la pata, bueno, cualquier coyote te va a decir que un par de mordiscos te salvan de estar muerto.
Mierda... incluso si eres ruso, algún día podrías querer esos dientes.
De otra forma, lo que tienes que hacer es --tienes que retorcerte. Pones un codo detrás de tu rodilla y tiras esa pierna hacia tu cara. Muerdes y desgarras tu propio culo. Te quedas sin aire, y vas a masticar cualquier cosa para tener ese próximo aliento.
No es algo que le quieras contar a una chica en la primera cita. No si esperás un beso de buenas noches.
Si te dijera qué gusto tiene, nunca, jamás comerías calamar de nuevo.
Es difícil decir lo que le molestó más a mis viejos: cómo me metí en problemas o cómo me salvé. Después del hospital, mi mamá dijo, "No sabías lo que hacías, amor. Estabas en shock." Y aprendió a hacer huevos pasados por agua.
Toda esa gente desagradada o sintiendo lástima por mi...
Necesito eso como dientes en el culo.
Ahora, la gente siempre me dice que me ve muy flaco. La gente en fiestas o cenas se incomodan y se enojan cuando no como lo que cocinaron. Un puchero me mata. Jamón cocido. Cualquier cosa que esté en mis tripas por más de un par de horas, sale todavía como comida. Pedazos de pescado cocinado en casa, me voy a cagar y los voy a ver todavía ahí en el inodoro.
Después de tener una resección intestinal importante, no se digiere la carne tan bien. La mayoría de la gente tienen cinco pies de intestino grueso. Yo tengo suerte de tener mis seis pulgadas. Así que nunca tuve una beca escolar de fútbol. Nunca tuve un MBA. Mis dos amigos, el chico de la cera y el chico de la zanahoria, crecieron, se hicieron grandes, pero yo nunca pesé una libra más de lo que pesaba ese día cuando tenía trece años.
Otro gran problema fue que mis viejos pagaron bastante dinero por esa piscina. Al final mi viejo le dijo al tipo de la piscina que fue un perro. El perro de la familia se cayó y se ahogó. El cuerpo muerto fue succionado por la bomba. Incluso cuando el tipo de la piscina abrió el filtro pescando y sacando un tubo elástico, un cacho aguado de intestino con una gran píldora vitamínica adentro, incluso ahí, mi viejo decía, "Ese perro de mierda estaba loco."
Incluso desde la ventana de arriba en mi cuarto, podías escuchar a mi viejo decir, "No pudimos confiar en ese perro por un segundo..."
Después a mi hermana no le vino.
Incluso después de que cambiaron el agua de la piscina, después de vender la casa y mudarnos a otro estado, después del aborto de mi hermana, incluso ahí mis viejos nunca lo mencionaron de nuevo.
Jamás.
Esa es nuestra zanahoria invisible.
Tú. Ahora puedes dar un buen, profundo respiro.
Yo todavía no lo hice.